miércoles, 23 de octubre de 2013

Acerca de la Humanización y el Lenguaje

Sean todos bienvenidos a este espacio que he creado para iniciar y profundizar en este tema que pudiese parecer reservado a académicos, estudiosos y especialistas, pero que nos atañe a todos, ya que formamos parte de lo que muchos dan en nombrar Humanidad. El texto que incluyo a continuación constituye mi primer hito hacia la reflexión sobre lo que significa la Humanización, y el Lenguaje como el rasgo esencial sobre el cual este proceso se basa. Soy Ingeniero, no lingüista ni especialista del Lenguaje, sino un apasionado de la lectura que quiere compartir con otros sus experiencias dentro y fuera de las aulas. Ojalá muchos se atrevan a participar conmigo en esta aventura de descubrir y compartir reflexiones acerca de la relación intrínseca entre la palabra, el pensamiento y la realidad.




“Las cosas pueden ser bonitas y útiles, los animales (por lo menos algunos) resultan simpáticos, pero los hombres lo que queremos ser es humanos, no herramientas ni bichos. Y queremos también ser tratados como humanos, porque eso de la humanidad depende en buena medida de lo que los unos hacemos con los otros. Me explico: el melocotón nace melocotón, el leopardo viene ya al mundo como leopardo, pero el hombre no nace ya hombre del todo ni nunca llega a serlo si los demás no le ayudan. ¿Por qué? Porque el hombre no es solamente una realidad natural (como los melocotones o los leopardos), sino también una realidad cultural. No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para empezar sin la base de toda cultura (y fundamento por tanto de nuestra humanidad): el lenguaje. El mundo en el que vivimos los humanos es un mundo lingüístico, una realidad de símbolos y leyes sin la cual no sólo seríamos incapaces de comunicarnos entre nosotros sino también de captar la significación de lo que nos rodea. Pero nadie puede aprender a hablar por sí solo (como podría aprender a comer por sí solo o a mear --con perdón-- por sí solo), porque el lenguaje no es una función natural y biológica del hombre (aunque tenga su base en nuestra condición biológica, claro está), sino una creación cultural que heredamos y aprendemos de otros hombres.

Por eso hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano. Es sólo un primer paso, desde luego, porque la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros parte del lenguaje pero no es simplemente lenguaje. Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros. Todos queremos que se nos trate así y si no, protestamos. Por eso las chicas se quejan de que se las trate como mujeres «objeto», es decir simples adornos o herramientas; y por eso cuando insultamos a alguien le llamamos « ¡animal!», como advirtiéndole que está rompiendo el trato debido entre hombres y que como siga así podemos pagarle con la misma moneda. Lo más importante de todo esto me parece lo siguiente: que la humanización (es decir, lo que nos convierte en humanos, en lo que queremos ser) es un proceso recíproco (como el propio lenguaje, si te das cuenta). Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de dar la buena vida. Piénsalo un poco, por favor.”

         
Extracto de “Ética para Amador”. Fernando Sabater   

1 comentario:

  1. Felicitaciones por este nuevo espacio José Manuel, que sea de ayuda para los lectores y de retroalimentación para ti.

    Tampoco soy lingüista, ni humanista ni filosofa, pero me doy cuenta que Dios en su Creación dejó bien marcado cual es el papel del hombre y cual el de los animales, lamentablemente muchos hombres hemos olvidado que somos administradores del Planeta, llamados a amarnos los unos a los otros y a buscar la paz y seguirla.

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